Atrás quedaron sus participaciones con la natación en los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004, Beijing 2008 y Londres 2012. También las medallas y los récords panamericanos. Para Anabel Moro, ahora, es tiempo de volcarse al triatlón. Siempre con el mismo objetivo, el de representar a la Argentina.
Después de muchos años en las piscinas, donde dejó una estela y se convirtió en un símbolo de la natación adaptada, Anabel Moro decidió pegar un volantazo y se volcó a un deporte que reúne a la natación, el ciclismo y el pedestrismo.
“El triatlón me fascina y ser parte de él es un desafío enorme. Me llevo bien con la natación, pero también me gusta el ciclismo y el pedestrismo, que es el deporte que me genera mayor desgaste”, reconoce Moro.
“No sabía lo que podían ser las tres disciplinas juntas, pero este proceso fue un aprendizaje constante, con mucho por aprender. Enseña mucho, como por ejemplo a trabajar en equipo”, indica la rosarina de 44 años.
Su fuerte, claro está, es la natación. Aunque, aclara, no es lo mismo de antes. “Me siento muy cómoda, pero las distancias son otras. Con la natación las distancias eran cortas y dependía más de la explosión. Ahora es diferente y hay que acostumbrarse, pero me encantan las tres disciplinas”, explica.
“El principal objetivo es participar, tanto en competencias nacionales como internacionales. Hay que seguir sumando experiencia y la ilusión de estar en París 2024 está presente. Me encantaría representar a la Argentina, del mismo modo que lo hice con la natación”.