A los 28 años, Mariano Domínguez se prepara para sus segundos Juegos Paralímpicos, ocho años después de su participación en Beijing. Fueron años de mucho crecimiento, tanto en lo deportivo como en lo personal. Así los repasa el representante argentino de los 800 y los 1500 metros: “Fue un progreso grandísimo, porque en 2007, con apenas 18 años fui al Parapanamericano, después a Beijing 2008, que fueron lo máximo… Para mí, los chinos se mandaron unos juegos increíbles. De a poquito fuimos mejorando con mundiales (Nueva Zelanda, Francia, Qatar), Grand Prix, Guadalajara 2011, Toronto 2015…”. Mirando hacia atrás, parece muy lejano aquel 2004 en el que comenzó con el atletismo -como muchos chicos de la provincia- en los Torneos Juveniles Bonaerenses.
Gracias a las becas del Enard y la Secretaría de Deporte, puede meterse de lleno en su preparación. “Desde que existe el Enard los atletas podemos dedicarnos a pleno, siempre están junto a nosotros, apoyándonos día a día”, reconoce. Cuando puede, junto a los entrenadores, brinda charlas en las escuelas, por toda la provincia de Buenos Aires. Y ya sabe que su futuro estará cerca de los niños: “Me salió el cargo de portero en un colegio de Lobería. Cuando se concrete el nombramiento, comenzaré a trabajar allí”, se ilusiona. Pero primero está Río de Janeiro, una cita que lo motiva a recordar todo el apoyo recibido: “La familia y los amigos son el sostén de todo esto. Y los entrenadores, que día a día trabajan para mejorar a cada uno de los deportistas”. A propósito, su entrenador Ariel González valora de Mariano “su pasión, predisposición para el entrenamiento y humildad. Son las clave para cumplir grandes objetivos deportivos”.
-¿Qué viene ahora?
-Mi objetivo era estar en los Juegos y ya lo cumplí, pero ahora voy por más: quiero meterme entre los ocho mejores del mundo. Tendré rivales durísimos, como los corredores de Irlanda, Argelia, Marruecos y Australia. Son deportistas admirables; cuando salen a correr, uno se olvida que tienen una discapacidad.
-¿Qué significa volver a ser un atleta paralímpico?
-Muchísimo. Como deportista uno siempre anhela llegar a los Juegos, pero no es fácil, hay que pasar etapas hasta que el sueño se haga realidad. Y fuera de lo deportivo también significa mucho: ¡Tengo un Juego más! Te chocás con lo mejor del mundo… y darte cuenta que vos estás ahí representando a la bandera argentina, a los bonaerenses, a Lobería, que es mi pueblo, es una emoción inmensa.