Hay pasiones que se viven de manera individual, y hay otras que encuentran su verdadero sentido cuando se comparten. Ese es el caso de un hombre que comparte su vida entre el trabajo en una empresa de servicios públicos y que, además, es runner y guía en maratones de personas con discapacidad visual, una pasión que transformó su amor por el deporte en una forma concreta de ayudar a los demás.
Hernán Bagaglio practica running desde hace casi 40 años, pero su vínculo de ese deporte casi individual con lo social comenzó casi por casualidad, en una maratón de las tantas en las que participó. Allí se cruzó con el gazebo de la Asociación Civil Lazos Deporte Adaptado, una organización dedicada a la inclusión a través del deporte.
“Me acerqué y me contaron que eran guías de corredores ciegos o de baja visión. Para mí fue un antes y un después. Como esas cosas que se te presentan pocas veces en la vida”, recuerda Hernán (53), quien se desempeña como revisor en el área de Fiscalización y Control de la empresa MetroGAS.
Su historia trascendió lo deportivo cuando fue elegido para protagonizar uno de los episodios de “Historias Reales”, un ciclo audiovisual de MetroGAS que visibiliza la vida de sus colaboradores dentro y fuera del ámbito laboral (capítulo "El Runner"). Allí, frente a la cámara, compartió detalles de cómo encontró en el running un puente para incluir y acompañar a otros.
Alejandro Di Lázzaro, director de Asuntos Corporativos y Comunicación de MetroGAS, explicó que la historia de Bagaglio “fue una inspiración para muchos colaboradores que descubrieron en él una pasión hasta ahora desconocida. Cada episodio del ciclo permitió descubrir el lado B de las personas con las que cada uno convive a diario dentro de la compañía”.
El encuentro de Hernán con Lazos fue la puerta de entrada a un camino de aprendizaje y compromiso. Consciente de la enorme responsabilidad que implicaba acompañar a personas con discapacidad visual, decidió capacitarse y realizó un curso de guía ofrecido por la asociación. Desde entonces, cada sábado por la mañana se suma a los entrenamientos frente a la plaza del centro de la localidad bonaerense de Burzaco, donde corre junto a atletas ciegos y de baja visión.
El entrenamiento no es sólo físico, sino que supone confianza mutua, coordinación y empatía. “Es una responsabilidad enorme, porque literalmente tenés en tus manos la seguridad de la otra persona. Pero también es un vínculo de confianza que se va construyendo paso a paso”, cuenta.
Con el tiempo, y luego de adquirir experiencia, comenzó a participar también en competencias. “Ya con confianza, empecé a correr con ellos en distintas carreras. Como asociación, tratamos de que haya al menos una por mes”, explica. En esas instancias, la adrenalina deportiva se suma a la emoción de compartir la llegada a la meta, una experiencia que siempre se multiplica en equipo.
Su nueva meta está puesta ahora en la maratón del próximo 19 de octubre en San Francisco Solano, donde Hernán acompañará en la competencia como guía de una persona ciega.
Pero más allá de los kilómetros acumulados, lo que más resuena en su testimonio es el costado humano. “El sentimiento que más me invade es de agradecimiento. Estoy inmensamente agradecido a Dios por darme la oportunidad de poder aportar un granito de arena para hacer un poco mejor el mundo de una persona”, afirma con emoción.
Ese ida y vuelta se hace evidente en cada encuentro en los fines de semana que entrena junto a su corredor, y en su pasión que continúa más allá de Lazos, como lo será la carrera corporativa organizada por JP Morgan en la que participará junto a sus compañeros y amigos de MetroGAS el próximo 13 de noviembre en Vicente López.
“A veces uno piensa que da, pero recibe mucho más de lo que brinda”, reconoce. El running, que en principio parecía un espacio de realización personal, se transformó en un canal para vivir experiencias de solidaridad y encuentro humano que lo marcaron para siempre.
La repercusión de su historia dentro y fuera de MetroGAS fue inmediata. Compañeros de trabajo, familiares y otros corredores se sintieron inspirados por su testimonio, difundido en el ciclo “Historias Reales”. Lo que nació como una inquietud personal, hoy es ejemplo de inclusión y compromiso.
“Ojalá pueda seguir haciéndolo toda la vida”, dice Hernán, convencido de que correr con otros no es sólo un acto deportivo, sino también una forma de sembrar confianza y esperanza. En un país donde el running suma cada vez más adeptos, historias como la suya recuerdan que la verdadera meta no está en el cronómetro, sino en los lazos que se construyen en el camino.