Giménez, por la confirmación


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Parece extraño, pero con apenas 24 años la chaqueña Daniela Giménez es una de las nadadoras más experimentadas de la delegación argentina. Esta es su tercera cita paralímpica, además de haber competido en tres Parapanamericanos: Río de Janeiro, Guadalajara y Toronto.

La cidade maravilhosa será un reencuentro con el lugar donde representó por primera vez a la Argentina, hace ya 9 años. Su andar en la natación comenzó cuando tenía apenas 5 años, por consejo de una maestra, pero recién a los 14 la encaró de modo competitivo. Dejó Resistencia y se mudó a Corrientes, llegó a vivir un año en Australia -meca de los nadadores- y en 2014 se instaló en Buenos Aires, donde sigue la carrera de Recursos Humanos a la par de su actividad deportiva. Por eso agradece el apoyo de la Secretaria de Deporte y del Enard, y especialmente de sus patrocinadores Gatorade, Megatlón y Arena, que le permiten dedicarse a full a su pasión. “En esta última etapa de cara a los Juegos ya no quedan más torneos, así que entrenamos entre nueve y diez sesiones de agua y tres de gimnasio por semana”, detalla.

Dani, como la llaman, fue galardonada el año pasado con el premio Olimpia de Plata al mejor deportista paralímpico, luego de ser la representante argentina con más medallas en Toronto 2015: obtuvo dos doradas, una plateada y dos de bronce, resultados que le valieron ser elegida abanderada del evento de clausura de la delegación nacional.

“Me siento muy bien preparada física y mentalmente para enfrentar estos Juegos. Madure mucho desde 2008”, reconoce antes de analizar sus chances en las tres pruebas que afrontará: “Mis expectativas para Río están en dar lo mejor de mí para poder posicionarme entre las mejores del mundo. Sueño con el podio de los 200 metros combinados, donde tengo más chances”. También disputará las carreras de 100 metros pecho y 50 metros libres, en la que en 2013 logró el récord mundial, con un tiempo de 38s 10/100. En esta última enfrentará a las que considera las mejores: “La australiana Ellie Cole y la española Sarai Gascón.

Más allá de las expectativas deportivas, hay sensaciones que entran a jugar desde la previa: “Es una emoción muy grande poder representar nuevamente al país en unos Juegos; ver a tu bandera en una ceremonia es algo único e indescriptible. Es un orgullo y, a la vez, una responsabilidad inmensa”.