“Llegué a ser el número dos del ranking mundial y nadie se enteró. Soy de un perfil bajo y un poco tímido”. Así se presenta Javier Besresvany, el argentino que se destaca en el Tenis Parastanding, una modalidad que crece día a día.
Javier tiene una prótesis en la pierna derecha desde los 34 años, pero su amor por el deporte pudo más. Fue así que se contactó con un profesor de tenis que entrenaba a personas con la misma discapacidad. Y así comenzó su camino en esta disciplina que se juega parado con personas con prótesis o alguna dificultad para caminar y que tiene diferentes categorías.
El Tenis Parastanding tuvo su primer Mundial el año pasado, en Turín. “Fue un éxito con más de 90 deportistas de todo el mundo. Alcancé las semifinales en mi categoría PS2 y fui campeón en dobles. Fue el primer torneo reconocido por la Federación Internacional de Tenis (FIT)”, relata Javier, de 53 años.
Este año, del 21 al 23 de junio, se disputará el Open de Italia y la cara de los afiches es Javier. Allí se lo ve concentrado, con la raqueta en su mano derecha. Lo que no se ve es su felicidad. “No me lo esperaba, fue una gran alegría ver reflejado que todo el esfuerzo tuvo sus frutos. Estoy convencido que lo que me ayudó a salir adelante fue mi optimismo a la vida”, resalta.
Javier siempre estuvo ligado al deporte: hizo fútbol, vóley y tenis. Pero eso, el accidente que sufrió a los 34 años no fue impedimento para continuar con la actividad deportiva. De hecho, sus hijos Ezequiel, Julián y Mía también llevan esa pasión en la sangre y hacen básquet, fútbol y cestoball en Hacoaj.
En el currículum de Javier figuran dos títulos en singles (uno en Argentina y otro en Brasil) y dos campeonatos en dobles (ambos en Italia) y decenas de participaciones en el mundo. “Acá en Argentina se organizó hace unos años un torneo en Racing y otro en Hacoaj a los que vinieron varios extranjeros. En la actualidad no hay campeonatos en el país, pero sí en el mundo ya que cada vez está creciendo más la modalidad”, explica.
Mientras tanto, Javier Besresvany juega en su club Hacoaj, con personas que no tienen ninguna dificultad y compite en torneos organizados por la Federación Argentina de Centros Comunitarios Macabeos.
Con ese optimismo y es energía que contagia, Javier resalta el apoyo de su familia. “Sin ellos esto no sería posible. Me ayudaron a superarme día a día. Mi novia Tamara, mis hijos, todos me apoyan para que sea feliz y haga lo que me gusta”.