La sonrisa y el brazo en alto de María Esther Sahonero acompañan ese grito visceral en el vestuario argentino en Río de Janeiro. “Oh, Argentina, es un sentimiento, no puedo parar, Olé, Olé, Olé, cada día te quiero más”, es el himno de los atletas de la celeste y blanca que rubrica la mejor actuación histórica en los Juegos Paralímpicos.
Sahonero integró el equipo mixto BC1-2 que cayó ante Portugal y quedó ahí nomás de la medalla de bronce en Río 2016. Con Sebastián González, Mauricio Ibarbure y Luis Cristaldo, firmaron una actuación inolvidable.
María Esther, que llevaba dos años en el equipo nacional, saboreó la actuación. Con una sonrisa. La misma que la acompañó en cada entrenamiento. “Se reía todo el tiempo, y era una excelente compañera. Muy querida por todos. Se la va a extrañar”, dice Cristian Rosado, el DTN del seleccionado nacional.
Su entrenador, Pablo Iocca, la recuerda con alegría: “Era una apasionada. Tenía una dedicación absoluta por aprender y crecer. No se perdía una concentración y se sobreponía a cada situación adversa que se le presentó”.
María Esther Sahonero murió a los 49 años. Oriunda de San Justo, participó en numerosos torneos nacionales en la categoría BC2 y representó a diferentes instituciones como Cedima, Vélez Sarfield e Independiente, entre otros.