Rodrigo López tenía cinco años cuando un maldito virus lo sorprendió una noche. «Me sentí mal, tenía mucha sed. Mi mamá se dio cuenta a tiempo y me llevaron al hospital. En tres horas quedé en estado vegetativo, del que salí recién a los dos meses», recuerda este entrerriano de 36 años. El diagnóstico fue «un probable encefalomielitis herpética». Así de largo como el diagnóstico fue su recuperación. Hoy las secuelas dejaron su marca en la audición, el habla y la motrocidad fina en las manos. Pero nada no fue impedimento para que Rodrigo López se convierta en un verdadero campeón del ciclismo adaptado.
A los seis meses, su padre Juan Carlos lo subía a su bicicleta para dar un paseo. Tenía apenas un año cuando sus abuelos le regalaron una bici con rueditas. La pasión por el ciclismo la lleva en la piel. «Cuando era un niño le decía a mi familia que iba a ser campeón del mundo, y no me equivoqué», dice desde una computadora, en la entrevista que se realizó vía Facebook.
Su primera experiencia a nivel competición la tuvo a los 15 años en una carrera de mountain bike en Entre Ríos. Liliana, su madre, ocultó el secreto. Pero el segundo puesto fue el puntapie inicial para iniciar otros caminos. Su padre se transformó en el entrenador y Rodrigo se dio cuenta que tenía pasta de campeón. «En el país no existía el ciclismo adaptado, y por Internet descubrí que había un torneo en España», dice.
Entonces se armó la cruzada en Colón, su ciudad. Hubo donaciones, rifas, partidos de fútbol a beneficio, mercadería para vender y solventar los gastos. Sin embargo, hay un hecho que aún hoy lo emociona. «Una tarde suena el timbre en casa y atiende mi mamá. Había un chico de siete años que le dijo a mi mamá que tenía plata para que yo pueda viajar, y le entregó una moneda de 25 centavos. ‘¿Con esto ya llega para viajar'»
Con el esfuerzo de todos, Rodrigo viajó al circuito en Tomelloso-La Mancha, donde obtuvo una medalla de oro y otra de plata. A partir de entonces, su carrera fue en ascenso. Fue cuatro veces campeón del mundo: Montechiari 2011, Los Angeles 2012 y Aguas Calientes 2014, en pista, y también en persecución. Quebró el récord mundial en dos oportunidades en pista categoría C1 y hoy es el número uno del ranking de pista.
La mejor noticia la recibió hace un par de semanas cuando le avisaron que será el abanderado argentino en los Juegos Parapanamericanos. «Siempre me preparé para conseguir lo mejor para mi país y poder portar la bandera es un honor». Rodrigo López llevará la celeste y blanca en Toronto, donde competirá en pista, su especialidad, y en pruebas de ruta. «Siempre quiero más, nunca me conformo», dice este luchador, que ya superó sus deseos de niño, el de ser campeón. Fue medallista en Atenas 2004 y en Londres 2012, Y va por más.
Por Joaquín Finat (@JoacoFinat)
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