No hubo descanso para Daniela Giménez después de competir diez veces durante las tres jornadas del Open Caixa en San Pablo. Con ocho medallas en su cuello, cinco de oro en la categoría S9, la mejor nadadora argentina regresó del viaje y al día siguiente retomó sus entrenamientos. Esa intensidad trae el 2019, con los Parapanamericanos de Lima y luego el Mundial de Londres, casi pegados.
“La natación es un deporte bastante cruel porque se entrena mucho para un minuto de competencia. Con mi entrenador venimos cambiando la técnica. Iba con el objetivo de nadar lindo solamente… Pero en este primer torneo terminé contenta, conseguí muy buenas marcas y volví con dos récords personales”, le contó a Paradeportes la campeona mundial en 100 metros pecho en México 2017.
-En los Parapanamericanos de Toronto 2015 fuiste la argentina más ganadora con cinco medallas. ¿Se puede repetir?
-Apunto a repetirlo. Incluso quizás me anote en una prueba más. Eso que al finalizar Toronto estuve casi una semana sin poder caminar por el dolor de piernas. Me gusta mucho competir y espero meter algún podio. En esta etapa trato de disfrutar todo porque siento que se empieza a acabar. Igual pensaba que Río 2016 iban a ser mis últimos Juegos. Y estoy a un año de Tokio.
A los 26, Giménez lleva más de una década en el alto rendimiento y ve a lo lejos sus primeros Parapanamericanos, con apenas 14 en el 2007. “Era muy chiquita. Inconsciente de lo que estaba haciendo. Fui como nadaba en mi club en Chaco. Aunque en Río gané una de bronce y me clasifiqué a mis primeros Juegos, necesitaba cambios en mi entrenamiento para progresar”, recordó la chaqueña.
-¿Y qué cambios notaste desde aquella época en la mirada sobre los atletas paralímpicos?
-Hubo un montón de cambios. Todavía falta pero se ve mucha más difusión del deporte paralímpico. Para mí ahora es loco que alguien me reconozca en el colectivo. Las campañas del movimiento paralímpico sirvieron para cambiar el preconcepto sobre las personas con discapacidad. Mucha gente no nos tomaba con seriedad como atletas.
Daniela tiene una personalidad que le hizo más fácil el camino: “Mis papás se enteraron el día de mi nacimiento que me faltaba la mano izquierda. Soy la menor de cuatro hermanos y siempre le agradezco a mi familia, porque nunca me pusieron un límite físico. Es lo que hay… No queda otra que buscar la forma de adaptar las cosas cotidianas”.
-¿Por qué le pusiste “El Gusa” a tu brazo izquierdo?
-Viene desde que tengo uso de razón. Era el gusanito al principio. Hasta le dibujaba caras. En un momento, mis papás me mandaron a hacer una prótesis, pero nunca la usaba y me daba maña sola. Fui la primera en atarse los cordones de mi grupo de amigas. Hace poco hice un “Tutorial de manquera” en Instagram mostrando cómo peinarte con trenza. Me contactaron padres de chicos con alguna discapacidad para que les diera consejos. Yo trato de ayudar a personas que no encontraron cómo sentirse cómodas con su cuerpo. Hay que quererse como uno es.
El esfuerzo diario de Giménez muestra a Lima 2019 como escala hacia el objetivo final de Tokio 2020: “Hago natación desde los 5 años. No me imaginaba que iba a participar en cuatro Juegos Paralímpicos. Después de ir a Beijing, Londres y Río, sigo buscando una medalla… Mi categoría tiene un nivel altísimo y cada nadador trabaja para lo mismo, pero sería un cierre muy feliz para mi carrera”.
Texto: Andrés Pando / Foto: Comité Paralímpico Brasileiro