Cuatro historias. Cuatro debutantes. Cuatro atletas que dieron su primer paso y compitieron en el primer Paradeportes AATA Tour 2017 de tenis adaptado, en el Centro de Deportes Adaptados y Paralímpicos Paradeportes Cañuelas FC. Que ganaron. Que perdieron. Que disfrutaron de una jornada inolvidable. Y que se fueron con una inmensa alegría. «Lo importante es competir», coincidieron.
Ariel Vega llegó desde Bahía Blanca. Sus pantalones de corderoy marrón están cubiertos de polvo de ladrillo. «No me caí, es el ida y vuelta», aclara, entre risas. Cuenta que juega al tenis desde hace un año y medio y que vio la promoción del certamen a través de Paradeportes. «Me animé, sé que tengo que practicar pero ya di el primer paso, el más importante», cuenta.
La lesión en la espina bífida no fue un obstáculo para que puedar disfrutar del deporte. Probó con el básquet, se inclinó por el tenis. Mientras reparte su tiempo con el local de ropa deportiva, Vega, de 37 años, se entrena cada sábado. Claro que en la previa del torneo aceleró la dinámica. «Quería estar a tono, probarme. Por momentos estuvo nervioso. Lo más difícil es sacar y el movimiento con la silla, pero quedé conforme con lo que hice».
A un costado de la cancha, esperando su turno, está Ignacio Luis Galimberti. Tiene 23 años y juega desde los 20. Cada sábado en el Cenard. Aunque este sábado es especial, diferente. «Quería sumar experiencia, ver mis progresos en el juego y estoy muy feliz de participar», cuenta este estudiante de administración de empresas que trabaja en la seguridad del Senado.
Galimberti, que sufrió mielomeningocele de nacimiento, todavía se lamenta por la derrota en su debut. «Lo tenía para ganar y perdí 9-7 el tie break. Tengo una sensación rara. Un poco de bronca porque perdí, mezclada con la alegría de haber jugado y haber aprendido», dice. «Hay que tomar decisiones rápido, es un juego mental. Me voy feliz, satisfecho», agrega.
A Juan Pablo Feu la vida le sonríe. Porque se vino desde América acompañado por sus padres y su hermana. A los 13 se dio el gusto de jugar un torneo de tenis y las sonrisas acaparan todo su rostro. Después de siete años de entrenamiento, llegó el día. «Quería jugar. Sueño con ser profesional y hacer la carrera que está haciendo Gustavo Fernández. Es un genio», indica este joven que practica tres veces por semana en América y una en Pehuajó.
«Tengo mucho por mejorar, especialmente el carácter. Soy calentón», dice, y sus padres asienten. El Paradeportes ATTA Tour será, seguramente, el inicio de un camino para Feu. Es que ATTA le prestó una silla especial para jugar el certamen. «Es más cómoda y mejor», dice el gurrumín del certamen que camina con bastones pero ya disfruta del préstamo.
También Sebastián Suárez está orgulloso del paso que dio. Tiene 40 años, y cuenta que se dedicó al tenis adaptado por recomendación médica. Antes del accidente automovilístico que le cambió la vida, daba raquetazos con su abuela. «Era recreativo, para pasarla bien», recuerda. Cuando se enteró del torneo, armó su bolso y viajó desde Berazategui.
«Los profesores me motivaron para que venga y acepté. Puedo ganar o perder, sé que no es lo más importante», dice este hincha furioso de Independiente, que acuña un sueño. «Independiente me regaló la silla para jugar y me gustaría representar al club de mis amores en algún certamen», explica, entre partido y partido.
Cuatro historias. Cuatro debutantes. Cuatro sonrisas.