Argentina le había ganado 5-0 a Colombia y los jugadores festejaban en el vestuario el pase a la final del Mundial 2002. En medio de esa alegría, los jugadores del seleccionado de fútbol para ciegos le pusieron freno al entusiasmo. “Tenemos que tener un apodo”, dijo uno de ellos y la idea gustó.

Eran tiempos donde estaban de moda Los Pumas y Las Leonas, entre otros. Por eso, la idea fue buscar un poco con una identificación animal. “Podemos ser Los Topos”, sugirió uno. “¿Por qué no nos llamamos Los Linces?”, preguntó otro. Hasta que Silvio Velo, capitán y figura, dio en la tecla.

“Los Murciélagos”, tiró Velo. Y gustó. “Es un bicho que se maneja por ecolocalización, por efecto rebote”, explicó el futbolista nacido en San Pedro. “Cuando le pego a la pelota, el rebote me vuelve y me da la dimensión del lugar. A través del sonido tengo referencias”, agregó.

Fue así que nacieron Los Murciélagos, que para instalar definitivamente su apodo derrotaron a España en la final y se quedaron con la dorada en Río de Janeiro. El seleccionado de fútbol para ciegos que surgió en 1991 y obtuvo la Copa América en 1999, tocó el cielo con las manos.

Fue en ese Mundial, donde Los Murciélagos ganaron los tres partidos del Grupo A (1-0 a Grecia, 1-0 a Francia y 4-1 a Paraguay), luego aplastaron a Colombia (5-0), para vencer a España por 4-2 en el choque decisivo. Así, Argentina festejó en Brasil, que quedó tercero y vio cómo su máximo rival debutó con apodo y título en su tierra.