«Me quiero reinventar. Rearmar mi cabeza para poder hacer una transición y enseñarle a los más jóvenes». El dueño de estas palabras es Amado Pérez, un histórico del básquet sobre silla de ruedas. Un jugador que defendió la celeste y blanca durante 17 años y ahora ya mira hacia el futuro. Que se prepara para el día después.

Amado Pérez no quiere que el paso de jugador a entrenador sea un sufrimiento y por eso se programó de una manera muy especial. En 2015 comenzó con el curso de director técnico en FIBA América y ahora ya enseña en una escuela de básquet para niños de 6, 9 y 13 años.

Mientras tanto, Pérez suma millas. En todo sentido. Entonces se toma un avión rumbo a Italia, se instala en Milan y se queda unos días para observar como se entrenan los grandes equipos. «Aproveché para ver los cuatro Test Match entre el Briante84 de Berdún y Esteche frente al seleccionado de Inglaterra. Fue un gran aprendizaje», asegura Pérez, integrante de la Selección Argentina desde 1999 hasta 2016.

Pérez, un referente del básquet, tenía 17 años cuando sufrió un accidente que lo dejó en silla de ruedas. En ese entonces se le presentaron dos oportunidades para hacer deporte: básquet o tenis de mesa. «No fue una decisión sencilla, pero me incliné por el básquet y así comencé mi carrera. Pasé por Adyr, River, Sica y Cilsa, mi actual club», dice.

«Estoy muy motivado por enseñar y aplicar los conceptos que aprendí a lo largo de mi carrera. Desde afuera se ven cosas que en la cancha no se pueden apreciar. Me gustaría dirigir un equipo en la Argentina y se puede dar con la escuela de básquet adaptado en Adyr, que ahora se llama Unidos San Nicolás», explica Amado Pérez, que sabe combinar pasado, presente y futuro.