Para Andrés Biga Vidal la tercera edición de la Vuelta Inclusiva a San Juan tiene un sabor especial. Porque será su primera carrera del año tras dejar atrás los inconvenientes de salud que interrumpieron varias veces su planificación. También por la reciente muerte de su madre.
«Pensando en vos», escribió este ciclista que vive en Monte Grande y trabaja como controlador aéreo en el Aeropuerto de Ezeiza. En San Juan, arriba de su handbike, la emoción estará a flor de piel. Los recuerdos, imborrables, permanecerán latentes. Como aquella medalla de bronce que logró en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019.
En esa bicicleta adaptada de tres ruedas que está inclinada, Andrés Biga pondrá en marcha su sueño, ese que alimenta cada día en cada entrenamiento y que tan buenos resultados le dio.
Atrás quedó aquel accidente que lo dejó en silla de ruedas. En ese momento era un competidor de alto rendimiento en mountain bike, disciplina en la que alcanzó a figurar entre los 20 mejores del país. Entonces llegó el después, también ligado al ciclismo.
Conoció el ciclismo adaptado y también la gloria. En los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 se colgó dos medallas: una de bronce y otra plateada. Luego, otro podio en Lima 2019. Y reconocimientos. Como el que recibió en Esteban Echeverría, donde lo eligieron como el «Deportista Destacado 2019». Ahora, su objetivo se llama Tokio, y está claro que para Biga no hay imposibles.