Actitud. Decisión. Madurez. Tres atributos que tiene Gabriel Sosa, uno de los representantes de atletismo que tendrá Argentina en los Juegos Paralímpicos de Tokio. “Lo convoqué para el seleccionado en 2017. Desde entonces, no para de crecer. Tiene condiciones naturales y un enorme futuro”, indica su entrenador Alberto “Beto” Rodríguez.
Sus comienzos en el atletismo se dieron en la escuela cuando realizó una carrera con un compañero que también tenía silla de ruedas. Aquella tarde, una preceptora lo observó y le explicó que podía dedicarse al atletismo adaptado. “Me generó curiosidad, no sabía que existía. Empecé a entrenar, participé de los Juegos Nacionales Evita y así se fue dando mi carrera”, explica “Gaby”, quien tiene una distrofia muscular de miembros inferiores.
Gabriel Emmanuel Sosa nació en La Rioja hasta que un día cambió su chip interno. Pensó que lo mejor era vivir en Buenos Aires y entonces se mudó al CeNARD, lejos de su gente, a kilómetros de su familia. “Se adaptó bárbaro a la situación. Tuvo que trabajar en doble y triple turno. La cabeza es fundamental en estos casos y dio pruebas que está para el máximo nivel”, destacó Rodríguez.
Fue en el Open de Barranquilla, en 2018, cuando Sosa confirmó su talento. En una carrera para el infarto quedó segundo, en medio de los dos medallistas de Toronto 2015. Luego, en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019, obtuvo la de bronce. Se acostumbró a subirse al podio. Dejó de ser proyecto y se convirtió en realidad. En los Juegos Paralímpicos de Tokio competirá en su especialidad, los 100 metros (T54). Y desde La Rioja toda una provincia lo estará alentando.
¿Cómo se juega el atletismo adaptado?