Los comienzos de Andrés Biga Vidal en el deporte paralímpico fueron con la natación. Luego del accidente que sufrió en 2009 (fue atropellado por un camión mientras andaba en bicleta), incorporó la actividad como parte de la rehabilitación. «Comenzó como algo recreativo y terminé en la selección», cuenta el atleta, que fue motivado por la entrenadora Edith Arraspide y culminó siendo parte de la delegación argentina en los Juegos Parapanamericanos de Guadalajara 2011.
Los resultados fueron excelentes: ganó una medalla plateada y otra de bronce. Sin embargo, también le surgió la chance de volver a subirse a una bici: «En la Villa Paralímpica conocí a Martín Ferrari, entrenador de paraciclismo, y él me invitó a sumarme al handcycling». Así retomó una actividad que siempre lo apasionó.
¿Por qué el cambio si el rendimiento en el agua fue bueno? «Si bien natación me gustaba, no me llenaba ni me generaba lo mismo que andar en bicicleta. Ahí recuperé sensaciones hermosas y eso me decidió a quedarme con el paraciclismo», explicó Andrés en Paradeportes Radio.
Biga volvió a participar en los Parapanamericanos pero esta vez como parte de la delegación de paraciclismo. Fue quinto en Toronto 2015 y en Lima 2019 volvió a subirse a un podio: fue bronce en la carrera de ruta H3-5. «Fue el logro más grande de mi carrera deportiva. Fue por la experiencia que viví: me saqué una gran presión encima. Venía entrenando mucho tiempo, con temas familiares y demás», sostuvo.
Esa medalla no es el final de la historia para Andrés, que ahora está más motivado que nunca: «Me sorprendí del nivel que tuve en Lima. Pude superar a rivales de mucha experiencia y calidad. Esa medalla tuvo un sabor muy importante. Y me abrió las puertas a pensar en los Juegos Paralímpicos».
La postergación de Tokio le permite continuar con su preparación pero él ya tiene un objetivo fijado: «Aspiro a clasificar a los Juegos Paralímpicos de París 2024. Me benefició la postergación de Tokio porque iba a estar muy difícil entrar. Como lo pasaron para el año que viene, tengo más tiempo para prepararme».
Con 40 años, Andrés tiene en claro que aún tiene mucho camino por delante en la especialidad: «Considero que no llegué a mi techo todavía. Tengo más tiempo para mejorar. Lo que tiene el handcycling es que los mejores rondan los 50 años de edad. Tengo mucho por recorrer todavía por suerte». «Mi sueño es poder llegar a un Juego Paralímpico. Sé que con esfuerzo voy a poder lograrlo», cerró.