La vida, muchas veces, tiene las cartas marcadas. Rodrigo Romero puede dar fe de esta aseveración. Porque la suya tuvo un cambio radical que hasta parece digno de una novela: el 3 de noviembre de 2019 sufrió un accidente que lo dejó en silla de ruedas. Exactamente dos años después, el 3 de noviembre de 2021, conoció a su entrenador Cristian Rosado y comenzó su camino en el deporte adaptado a través de boccia.
“Es increíble. El 3 de noviembre me persigue. Fueron dos fechas fuertes que me marcaron”, dice Rodrigo, de 25 años y estudiante de Derecho. El mismo que fue arquero en un Campus que Barcelona realizó en La Candela y que no pudo seguir volando de palo a palo en España por cuestiones burocráticas cuando tenía 11 años.
Rodrigo Romero era un destacado jinete que, incluso, estuvo ahí nomás de participar en el Festival de Jesús María. Hasta que una mañana se cayó del caballo y su nuca dio con el piso. Resultado: se lesionó la quinta y sexta cervical. Ahí cambió su vida. Ahí fue determinante la aparición de su hermano Leandro, el mismo que llegó al hospital minutos después del accidente, el que desde ese momento no se despega de su lado y que además se transformó en su asistente en la cancha.
“Fueron seis meses muy duros e intensos. Pero mi vida siempre me sometió a diferentes pruebas y supe salir adelante. Especialmente por mi mamá Mónica, por ella tuve que darle para adelante”, dice y se emociona.
De Moreno a Mar del Plata. La rehabilitación. Y la aparición del kinesiólogo Fernando Rosso, quien viralizó un video en el que Rodrigo derribaba con una pelota de media unos bolos. Ese video llegó al cuerpo técnico del seleccionado argentino de boccia y la invitación a practicar ese deporte fue el paso siguiente.
El 3 de noviembre de 2021, “Rodri” conoció a Cristian Rosado. “Me mostró el deporte y me hizo evaluaciones. Quedé como BC3 y enseguida me enganché. En menos de un mes ya estaba jugando en CIDELI, a pocas cuadras de mi casa”. Y llegó el consejo del entrenador: “Podés jugar de manera recreativa o de forma competitiva. La decisión es tuya”.
Romero no dudó. Convenció a su familia y se instaló en Mar del Plata. Participó en su primer torneo nacional y se enamoró de la disciplina. “Me gusta la estrategia y la toma de decisiones. Observo a mis rivales en videos y utilizo esa información en las competencias”, explica Rodrigo.
Tanto esfuerzo tuvo su premio en poco tiempo. En los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023 logró el pasaje directo a los Juegos Paralímpicos de París 2024. Lo hizo junto a Stefanía Ferrando, su compañera en la categoría Parejas BC3. Además, Rodrigo consiguió la medalla plateada en individuales. “La BC3 es una categoría muy complicada y mi objetivo es finalizar entre los primero cuatro en París”. Su entrenador, Cristian Rosado, lo define como “perseverante, dedicado y talentoso”. “Todavía no tocó su techo y le falta recorrer un largo camino que lo va a enriquecer de cara al futuro. Hoy es una realidad”, agrega el DTN.
Así, con esa ilusión a cuestas y su pasión para contar su vida, Rodrigo Romero marca el camino. El mismo que lo sostuvo en los momentos más complicados y lo llevó a París 2024 en busca de sus sueños y transformarse en un indomable.