Fabián Ramírez es un pionero del judo paralímpico nacional. Comenzó a practicarlo en 1994, de la mano del sensei Yoriyuki Yamamoto, que lo tomó como su pupilo. Y muy pronto, en los Juegos Paralímpicos de Atlanta 1996, consiguió la primera medalla argentina dentro de los deportes para ciegos. Fue plateada, , a la que le sumó otra de bronce en Beijing 2008 y muchas otras en varios certámenes mundiales. Ahora, a 25 años de su debut al más alto nivel, está listo para sus sextos Juegos Paralímpicos (solo se perdió Sidney 2000). Y con un valor agregado: junto a Yanina Martínez será el abanderado argentino en la apertura de los Juegos.
A sus 44 años, el santafesino aún recuerda y agradece las palabras del Sensei Yoriyuki Yamamoto: “Él me anticipó que esto es muy duro, que llegar es difícil, pero mantenerse es todavía más complicado, pero da muchas satisfacciones. Primero me enseñó a respetar y después me enseñó el judo”.
Con esa mentalidad, y utilizando toda su experiencia, Ramírez tuvo una preparación especial para Tokio. “Los entrenamientos se dividen entre lo físico y lo técnico. En los últimos días subimos el nivel de la práctica de combates, el trabajo en el tatami. Eso es lo fundamental en esta última etapa”, explica.
-¿Qué esperás para tus sextos Juegos Paralímpicos?
-Todos los deportistas vamos por el oro. Pero yo pienso en disfrutar y hacer un buen papel. Los resultados se ven al final, depende de la entrega que tengamos. No sé cómo va a terminar el torneo pero quiero irme convencido de que dejé todo.
Le agradece a la Federación Argentina de Deportes para Ciegos y al Club Italiano y deja una reflexión final sobre su amado deporte: “El judo me ayudó a lucharla siempre, así como en el tatami tenés que enfrentarte a un adversario y sobrellevar la pelea, sorteás los obstáculos que se te presentan. El judo te enseña a seguir de pie en todas las circunstancia de la vida”.