A los 45 años Silvio Velo cumplió un sueño que todos los de su generación ya dieron por imposible hace varios años: debutó con la camiseta de Boca Juniors. Un hecho que parece anecdótico al lado d su cuarta participación paralímpica: “Ya gané plata y bronce, me falta la medalla de oro”, repasa, redoblando la apuesta.
Para él, dedicarse a su deporte amado “siempre fue fácil. Nací en una familia futbolera y desde que era muy chico ya respiraba la pasión por este deporte”. No estuvo solo en sus comienzos con la pelota (tiene 12 hermanos) y no está solo en esta etapa: con Claudia, su esposa, tiene cinco hijos y ahora esperan mellizos.
Fue dos veces campeón del mundo y es unánimemente considerado “el Maradona de los ciegos”, aunque en los últimos años alguno se animan a actualizar el apodo mencionándolo a Messi. Él no se detiene en las comparaciones y sigue disfrutando lo que ama, sin dramatizar: “Cuando tenés voluntad, no existen los imposibles. Mi nombre es Silvio, mi apellido: Velo. Los dos tienen relación con la vista y soy ciego de nacimiento; me faltó nacer en Bella Vista o vivir en Miramar, ja, ja”.
Empezó en el potrero, con sus amigos de San Pedro y hoy es el rey en ese rectángulo de 18 metros por 9. “Más allá de mis limitaciones, lo importante siempre fue sentir la pasión de jugar, y esa pasión en mí está intacta”.
-¿Qué expectativa hay para Río de Janeiro?
-Somos el único equipo del mundo que le puede ganar a Brasil. Y ellos lo saben; eso es muy bueno para nosotros. Son los mejores, no es casualidad que ganen todo lo que juegan. Ellos marcan distancia en lo individual; podemos hacer un partido perfecto, pero se le prende la lámpara a uno y te cierran el partido. La diferencia es muy chiquita: dos monstruos como Ricardinho y Jefferson.
Sabe lo que dice. Lleva un cuarto de siglo con Los Murciélagos y vivió desde adentro la evolución de esta selección: “Antes se entrenaba dos veces por semana y hoy se hace todos los días. Somos profesionales en todo sentido: desde los entrenamientos, las comidas, los cuidados… Y fue fundamental el apoyo del ENARD: pudimos viajar a todos los campeonatos importantes que se disputaron. Eso te sirve, no todo es entrenar y entrenar”.
-¿Cuál es la fórmula para seguir en la élite a los 45 años?
-Disciplina y esfuerzo son fundamentales para poder entrenar y enfrentar a jugadores que duplico en edad. No puedo darme el lujo de dormirme en los laureles por lo que fui o lo que gané; mi lugar en los Juegos de Río me gané porque lo sigo dando.
-¿Sería la despedida?
-Nunca se sabe, pero ganar el oro sería un buen broche de oro para mi carrera…