Los cuatro hermanos de José Effron practicaban judo, así que su destino difícilmente se apartaría de este arte marcial. A los 6 años se sumergió en este deporte y nunca más lo abandonó. “Solo mi hermano José Alfredo (33 años) fue quien continuó, él me inspiró y ayudó a crecer en mi carrera”, reconoce el judoca riojano.
Desde su Chamical natal hasta la Carioca Arena 2 de la Barra de Tijuca, ha recorrido un largo camino. Su primera vez representando a la Argentina fue con la Selección en el Mundial Junior 2008, en Bangkok, Tailandia. “En todos estos años fui ganando mucha experiencia y seguridad en mí, en cuanto a mi disciplina, descubriendo nuevas formas de entrenamiento; sufriendo de cada error en pos de mejorar de la mano del sacrificio”, analiza Effron, que está situado en el Top 10 del ránking mundial de la Federación Internacional de Deportes para Ciegos (IBSA) para varones de hasta 81 kilos y ganador de la única medalla plateada argentina en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012.
-¿Cómo fue tu proceso de preparación para estos Juegos de Río?
-Modifiqué mi vida para permanecer temporalmente en la Capital Federal y entrenar en dos o tres turnos diarios en el Cenard, en el gimnasio Sygnum Gym, a cargo de Guillermo Traba (DT de judo), de Jorge Repetto (preparador físico), Walther Dzurovcin (nutricionista) y el kinesiólogo Luis D’Alessandro en DOK. Es un equipo de excelencia. También vale mencionar a muchas personas que obran de la mejor manera, aportando su granito de arena, como el traumatólogo del deporte Damián Siano y la hemoterapista Virginia Penna, que se brindan de forma desinteresada en esta etapa tan importante.
A los Juegos solo clasifican los mejores doce judocas del ranking mundial, todos son rivales duros: “Tenés que estar preparado para lucharle al que te pongan enfrente. El que es una espina para mí es el ucraniano Oleksandr Kosinov… Poder ganarle en Río será una forma de revancha”, se adelanta.
-¿A qué objetivo apuntás en Río de Janeiro?
-Mi expectativa es brindarle a mi país y todas las personas que me desean el bien una medalla… preferentemente la dorada.
-Y más allá de lo deportivo, ¿qué significa para vos representar a la Argentina en tus terceros Juegos Paralímpicos?
-Es emocionante la sensación de ponerte la bandera de tu país en la espalda, de disfrutar el privilegio de participar de unos Juegos. Y también te moviliza saber que muchas personas, amigos, familia, están atentos. La adrenalina te corre por las venas y los nervios precompetitivos suben a medida en que llega la hora de darlo todo, cuando llega ese momento que resume un ciclo de cuatro años de esfuerzo y dedicación.