Comenzó a practicarlo en 1994 , de la mano del sensei Yoriyuki Yamamoto, que lo tomó como su pupilo. Fabián Ramírez es un pionero del judo paralímpico nacional. En 1996 consiguió en Atlanta la primera medalla argentina dentro de los deportes para ciegos. Fue la presea de plata, a la que le sumó otra de bronce en Beijing 2008 y muchas otras en varios certámenes mundiales y Juegos continentales. Dos décadas después de aquel debut fue invitado por el Comité Paralímpico Internacional para competir en Río de Janeiro, con lo cual, por primera vez, el país cuenta con cinco judocas en una cita paralímpica.
A sus 39 años, el santafesino aun recuerda y agradece las palabras del sensei Yoriyuki Yamamoto: “El me anticipó que esto es muy duro, que llegar es difícil, pero mantenerse es todavía más difícil. Pero da muchas satisfacciones. Primero me enseñó a respetar y después me enseñó el judo”.
Este será un retorno a Río de Janeiro que le traerá muy buenos recuerdos: en octubre de 2001 fue campeón de la Copa del Mundo para ciegos y disminuidos visuales disputada en la cidade maravilhosa. Para eso se preparó intensamente todo este año repartiendo entrenamientos en los tatamis del Club Italiano, en el barrio porteño de Caballito, y del Cenard, donde también se preparó en el gimnasio de musculación. Esto supone un sacrificio extra, vespertino, porque Fabián trabaja de lunes a viernes de 8 a 15 horas en la Biblioteca Argentina para Ciegos.
-¿Con qué expectativa emprendés el viaje a Río?
-Con la mejor. Allí encontraré a los doce mejores judocas del mundo y las medallas pueden ser para cualquiera. Lo mejor de todo es llevar los colores del país a estos eventos que son muy importantes para un deportista de alto rendimiento.
Le agradece a la Federación Argentina de Deportes para Ciegos y al Club Italiano y deja una reflexión final sobre su amado deporte: “El judo me ayudó a lucharla siempre, así como en el tatami tenés que enfrentarte a un adversario y sobrellevar la pelea, sorteás los obstáculos que se te presentan… El judo te enseña a seguir de pie en todas las circunstancia de la vida”.